El tren burocrático

Ante la resistencia propia del suelo a la fricción de cualquier vehículo, (peor en el caso de uno pesado, ferroviario) pero sobre todo, ante la descarada resistencia de las autoridades políticas y empresariales de este país (Chile) en el que nos tocó nacer, esta larga y angosta faja de tierra que tiene forma de tren, esta larga y angosta faja de tierra que tiene forma de línea de ferrocarril, frente a la idea de re-incorporar el tren como medio de transporte y medio de conocimiento de lugares por parte de sus habitantes, se propone oficialmente la moción de un tren burocrático.

Un tren burocrático, de partida(ª) representaría un par de beneficios para el estado, ya que un tren burocrático no altera los ánimos de estabilidad que emanan justamente de él, un estado que quiere estar como está, un estado que se mantiene detenido, que se niega a cambiar. Un tren burocrático es el tren perfecto para un estado basado en la burocracia.

Ustedes se preguntarán cuál es la diferencia entre un tren clásico y un tren burocrático, y por qué es importante esta propuesta. Bueno, la diferencia básica entre ambos es que un tren burocrático no se mueve. Es una idea que no necesita avanzar. Es un proyecto que puede estancarse en cualquier etapa, sobre todo en la primera. Nadie lo puede echar a andar, ni con todo el carbón de Lota; y por el contrario, todos pueden detenerlo, con menos que un simple chasquido de dedos.

Así, podríamos construir como frase de lanzamiento de esta campaña que “el tren burocrático llegó para quedarse“. Esta frase, que parece describir perfectamente el nuevo tren y su desarrollo en el tiempo, a la vez podría estar sujeta a infinitas aprobaciones de todas las comisiones, para mayor efecto. Kafka estaría orgulloso, y nosotros lo honraríamos de vuelta por su inspiración con un parco “Vagón Kafkiano”, vagón único y exclusivo, equipado con servicio de cocinerías y garzones que toman los pedidos, pero que, eventualmente, nunca son entregados a los pasajeros.

De alguna manera inesperada, pero también karmática, se espera que la llegada del tren burocrático afecte al monopolio de transporte de una vieja pandilla: los camioneros. Dependiendo de la ubicación de partida, y a la vez de llegada del tren burocrático (recordemos que el desplazamiento está fuera de cuestión), bien podría resultar como un vehículo que hace taco, por ejemplo, en medio de una carretera. Lo cual resultaría en un reemplazo directo de la función secundaria del gremio de camioneros, que es hacer taco.

El tren burocrático no va a ninguna parte. De hecho, hace lo contrario: espera. Espera pacientemente a que llegue el otro tren, el que funciona a la antigua. Porque, zanjemos de una vez el dilema ¿es mejor esperar el otro tren sentados en el suelo, o es mejor esperar el otro tren en un cómodo y espacioso tren burocrático? La comodidad podría permitirnos esperar por mucho más tiempo, incluso.

Para finaizar esta moción, se implora la adición de un motor en el tren burocrático. Pero que no se vaya a pensar mal, porque este motor solo sería utilizado para ocasiones de emergencia fuerza mayor.

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